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La educación y la conciencia ciudadana en la gestión de excedentes alimentarios y las políticas públicas

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Introducción

La gestión de excedentes alimentarios es un tema de gran importancia, no solo desde el punto de vista económico, sino también desde una perspectiva social y medioambiental. En este sentido, la educación y la conciencia ciudadana juegan un papel fundamental en la búsqueda de soluciones sostenibles para este problema, así como en la promoción de políticas públicas eficaces que permitan reducir el desperdicio y fomentar la distribución equitativa de los recursos alimentarios.

El problema del desperdicio alimentario

Según datos de la FAO, el 30% de los alimentos producidos a nivel mundial se pierde o desperdicia. Esta cifra resulta aún más alarmante si se tiene en cuenta que, mientras tanto, hay alrededor de 821 millones de personas que padecen hambre en todo el mundo. A nivel nacional, se estima que en España se desperdician unas 7,7 millones de toneladas de alimentos al año, lo que supone un coste de 1.340 millones de euros.

Causas del desperdicio alimentario

El problema del desperdicio alimentario tiene múltiples causas, que van desde prácticas inadecuadas en la producción y el envasado hasta hábitos de consumo poco sostenibles. En este sentido, es importante destacar la importancia del papel de las empresas y los consumidores en la prevención del desperdicio alimentario.

  • Desperdicio en la producción: en la producción de alimentos, se pueden producir pérdidas debido a mala calidad de la semilla, una mala técnica de cultivo, y/o el mal manejo de la cosecha.
  • Desperdicio en la manipulación y el envasado: la falta de control de la temperatura y la adecuación de los envases pueden acelerar la descomposición y, por tanto, contribuir al desperdicio.
  • Desperdicio en la distribución: el sistema logístico de distribución también suele generar pérdidas, en gran medida debido a la falta de coordinación entre los distintos participantes.
  • Desperdicio generado por los consumidores: los hogares son responsables de un gran porcentaje del desperdicio alimentario, sin embargo la falta de concienciación es el factor más importante.

Impacto ambiental del desperdicio alimentario

El desperdicio alimentario no solo tiene un impacto económico y social, sino también medioambiental. La producción de alimentos requiere el uso de recursos naturales, como el agua, la tierra y los combustibles fósiles, así como la emisión de gases de efecto invernadero. Cuando los alimentos no son consumidos y terminan en vertederos, se generan gases de efecto invernadero, incluido el metano, lo que contribuye al calentamiento global y a otros problemas ambientales.

La importancia de la educación y la conciencia ciudadana

La educación y la conciencia ciudadana son fundamentales a la hora de buscar soluciones eficaces a la problemática del desperdicio alimentario. En este sentido, es necesario promover iniciativas educativas que fomenten prácticas sostenibles en la producción, distribución y consumo de alimentos.

Educación en el ámbito escolar

Las escuelas son un entorno ideal para promover prácticas sostenibles de gestión de alimentos y concienciar a los niños y jóvenes sobre la importancia de minimizar el desperdicio alimentario.

  • Programas de educación agroalimentaria: estos programas buscan enseñar a los estudiantes sobre el proceso de producción de los alimentos y la importancia de mantener una cadena de suministro sostenible.
  • Programas de comedores escolares sostenibles: estos programas buscan ajustar la cantidad de alimentos ofertada por el comedor escolar teniendo en cuenta la cantidad necesaria para proporcionar los nutrientes necesarios a los estudiantes sin generación de sobrantes.
  • Prácticas de compostaje: Este tipo de programa introduce la noción de circularidad en el procesamiento alimentario, produciendo un material importante que alimenta suelos que a su vez producen alimentos.

Papel de las empresas alimentarias

Las empresas alimentarias deben asumir su responsabilidad en la reducción del desperdicio alimentario. Para ello, es necesario incorporar políticas y prácticas sostenibles en los procesos productivos y en el manejo de stocks.

  • Mejoras en la cadena de producción: aprovechando todas las partes comestibles de los productos y realizando mejoras en procesos como el envasado y la manipulación
  • Luchar contra la culture de ‘'la apariencia’' que exige alimentos atractivos visualmente pero que no siempre son necesarios para la nutrición humana, fomentando la venta de productos estacional, artesanales, y valorando el producto local.
  • Promoción de donaciones: En situaciones donde por razones logísticas el alimento no puede trasladarse al mercado o al consumidor normal, las empresas alimentarias deben considerar donar a bancos de alimentos o instituciones benevolentes.

Papel de los consumidores

Los consumidores también son un actor esencial en la lucha contra el desperdicio alimentario. Es necesario tomar medidas concretas para reducir la cantidad de alimentos que se desperdician en los hogares:

  • Mejora del manejo en el hogar: introducir prácticas como la planificación de las compras y comidas, el control de las fechas de caducidad y de las cantidades cocinadas, el uso de la nevera y el congelador.
  • Educación en el hogar: enseñar a las familias las consecuencias del desperdicio alimentario y valorar la importancia del consumo sostenible en el entorno familiar y más allá.
  • Uso de apps: como un mecanismo de control, a menudo de registro de compras o de recetas con una buena planificación de uso de alimentos.

Políticas públicas en el ámbito alimentario

Las políticas públicas juegan un papel esencial en la promoción de prácticas sostenibles en la producción y el consumo de alimentos. Para ello, es necesario desarrollar marcos normativos que favorezcan la distribución equitativa de los recursos alimentarios y fomenten la innovación tecnológica en el ámbito de la producción de alimentos.

Políticas en el ámbito europeo

La Comisión Europea ha establecido el Plan de Acción sobre la Economía Circular, que incluye medidas específicas para reducir el desperdicio alimentario. Algunas de las acciones incluyen la promoción de la redistribución de alimentos, el fomento de la innovación en el ámbito de la producción de alimentos, el establecimiento de objetivos para reducir el desperdicio alimentario y la mejora de las políticas de información y comunicación a nivel europeo.

Políticas en el ámbito nacional

En España, varios municipios ya han implementado iniciativas para reducir el desperdicio alimentario, como la organización de mercados sociales para aprovechar los productos frescos en desuso o la implementación del "comedor social" para dar salida a los alimentos con fecha límite de caducidad. Del mismo modo, una estrategia que fomenta la valoración de los alimentos productores locales y artesanales puede reducir la demanda de productos importados y temporalmente fuera de temporada; reduciéndose los costes del transporte, se reduce también el impacto ambiental resultante.

Conclusión

La gestión de los excedentes alimentarios y la reducción del desperdicio son esenciales para garantizar la sostenibilidad y la equidad en la cadena de producción y consumo de alimentos. La educación y la conciencia ciudadana son herramientas fundamentales para promover prácticas sostenibles en la gestión de los recursos alimentarios. Asimismo, la promoción de políticas públicas eficaces puede contribuir a reducir el impacto medioambiental y social del desperdicio alimentario.